El estudio de los pueblos prerromanos de la península Ibérica forma una parcela de la Historia… En cuanto a sus prácticas funerarias, los íberos siempre incineraron los cuerpos de los muertos usando una pira funeraria, a excepción de los cuerpos de algunos recién nacidos. En sus necrópolis podemos ver cuán estratificada estaba su sociedad, con tumbas mucho más enormes para las familias aristocráticas, mientras que las cenizas de gente mucho más humilde se ponían en cajas pequeñas. Ambas son estatuas realmente bonitas que representaban a mujeres nobles con un agujero en la parte posterior que contenían las cenizas del difunto, aunque ciertos las interpretan como representaciones de una diosa protectora de los fallecidos. Por cierto, estas magníficas estatuas y urnas funerarias originalmente estaban pintadas, pero por desgracia llegaron a nuestros tiempos descoloridas, y la historia de cómo la Dama de Elche estuvo retenida en Francia varios años y su regreso a España en 1941 es una historia muy interesante de leer. Lo que pasa con los vascos es que el nacionalismo creó una imagen de los vascos como una raza vieja, apartada y diferente, y más allá de que es verdad que los vascos son las gentes de la Península que menos cambiaron genéticamente, genéticamente se ha comprobado que la diferencia entre los vascos y el resto de los españoles no es tan sustancial.
A los íberos no les gustaba representar sus divinidades como sí hacían los helenos, en consecuencia, entendemos muy poco sobre sus creencias religiosas. No obstante, tanto los griegos como los fenicios influyeron en sus prácticas religiosas, ya que algunas de sus deidades eran conocidas y adoradas. Por otro lado, los íberos utilizaron figuras exvoto que eran únicas, lo que quiere decir que todas ellas representaba a un individuo diferente. Por consiguiente, es de suponer que esencialmente sirviera para representar familiares y gente querida y pedir a los dioses que les bendijeran con buena salud y fortuna.
Íberos: Sociedad, Prácticas, Y Economía
No obstante, la agricultura cerealista fue la actividad económica más importante, y fue la base que sostuvo un desarrollo demográfico desde el siglo V a. Asimismo tenían ganado con animales pequeños como ovejas, cabras y cerdos, y en verdad en esos tiempos la predominancia de la agricultura sobre la ganadería no era tan clara como siglos después. Un hecho muy interesante en mi opinión es que las ciudades íberas que tenían una cierta predominación sobre su zona fundaban pequeños pueblos o edificaban casas desperdigadas alrededor, y estas ciudades incluso usaron esculturas para representar actos heroicos y así justificar su expansión y también predominación.
No obstante, voy a enseñar la información más contemporánea fundamentada en la investigación en los campos de la antropología, genética y lingüística. Comenzando con los orígenes de los vascos, debemos confiar en la genética para estudiarlos. Como sabrás los lusitanos vivían en buena parte de la actual Portugal, al paso que los vetones estaban más asentados en las provincias occidentales de Castilla. No está claro si los lusitanos y vetones eran celtas con fuertes aspectos indígenas, o preindoeuropeos profundamente celtizados, pero ese no ya no es un enfrentamiento un tanto estéril. En cualquier caso, los vetones tenían una cultura diferenciada que manifiesta su prioridad por la ganadería y la caza, la civilización de los verracos, que consistía en erigir monumentos y estatuas que representaban animales como toros, cerdos o jabalíes. Los arqueólogos a lo largo de un buen tiempo creyeron que los íberos no tenían santuarios ni santuarios, pero eso se ha demostrado que no era así, si bien sí es verdad que los íberos preferían realizar los ritos religiosos en los hogares y al aire libre.
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Las casas íberas eran de menos de 30 m2, con paredes de adobe y techos de madera, es decir, todo era hecho de materiales sencillísimos. Su arquitectura y urbanismo no eran tan avanzados como el previo urbanismo tartésico, pero en comparación con sus vecinos celtas los íberos estaban más urbanizados y se dedicaban menos a la trashumancia y a la vida nómada. Otros libros de Salinas de Frías, Manuel son Arqueología, Patrimonio,prehistoria E Historia Antigua De Los Pueblos Sin Pasado.ecos De La Lusitania En Arribes Del Duero, Estudios De Historia Antigua En Homenaje Al Prof. Manuel Abilio Rabanal, Los Pueblos Prerromanos De La Península Ibérica, Los Vettones. Indigenismo Y Romanización En El Occidente De La Meseta, Conquista Y Romanización De Celtiberia y Los Pueblos De La Península Ibérica Antes De Roma .
Además de la gens, los celtas tenían instituciones sociales como la devotio como los íberos o el hospitium, que era un pacto entre ciudades o jefaturas iguales o también acuerdos por los que un extranjero se incorporaba al clan, con derechos y obligaciones recíprocas. Aparte de la devotio o hospitium, tanto en celtas como en íberos había relaciones de clientela basadas en la desigualdad y típicas de muchas otras sociedades, en que un patrón se comprometía a resguardar a su cliente en lugar de un servicio y lealtad incondicional. Los celtas eran belicosos, en consecuencia, muchos sirvieron como mesnaderos en ejércitos extranjeros. Los romanos vincularon su sociedad beligerante con su pobreza, y justificaron sus conquistas diciendo que era preciso pacificar a esos pueblos bárbaros y guerreros. Por otro lado, la sociedad íbera se encontraba tan estratificada como cualquier otra sociedad mínimamente urbanizada de la temporada, con sus caudillos, nobles, curas, artesanos, campesinos y esclavos. Los nobles se reunían en consejos y los caciques sostuvieron su poder a través de un sistema de vasallaje y servidumbre.
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Estudiosos reputados analizaron ADN de esqueletos de 3000 a 5000 años de antigüedad encontrados en el famoso yacimiento prehistórico de Atapuerca, en Burgos. Los investigadores equipararon los genomas de estos restos con los genomas de de europa recientes y los genomas antiguos de otras unas partes de Europa occidental y central. Los resultados proponen que los vascos modernos no son descendientes de viejos cazadores-colectores que consiguieron subsistir, como en algún momento se dijo, sino son los descendientes más próximos de los primeros labradores ibéricos. Los vascones vivían un tanto mucho más hacia el este que el día de hoy, ocupando toda Navarra, partes de La Rioja y Aragón, y parte del País Vasco. Estas gentes estaban relacionadas con los aquitanos que vivían en el suroeste de Francia, pero conocemos muy pocos datos sobre su cultura y aún hoy los vascos son objeto de estudio por sus orígenes genéticos y lingüísticos. No hay un consenso académico sobre el origen de los vascones ni del euskera, y probablemente jamás lo habrá por carecer de información.
El avance de esos celtas fue menor que el de los íberos, principalmente pues no interactuaron de forma directa con los colonizadores fenicios o helenos ni comerciaron de forma directa con los pueblos del Mediterráneo. Algunas etnias celtas se dedicaban más a la agricultura, pero la mayoría vivían una vida eminentemente dedicada a la trashumancia, a la cría de ganado, o a la caza, pesca y recolección. Para estudiar sobre los pueblos íberos, requerimos confiar mucho más en la arqueología que en la literatura, porque toda la literatura sobre ellos es grecorromana y por consiguiente es sesgada.
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En una investigación mucho más reciente de 2019, publicado en Science Magazine, los desenlaces detallan que los vascones de la Edad del Hierro no eran genéticamente diferentes de otros pueblos de la península ibérica. No obstante, el estudio asegura que Vasconia se sostuvo genéticamente sin cambios substanciales con la llegada de romanos, germanos y africanos del norte, aunque eso no significa que los vascones no cambiaran en términos culturales. Sobre la historia externa de la lengua vasca, las lenguas vascas antiguas se charlaban en un territorio considerablemente más amplio en comparación con el euskera moderno. Basándonos en prueba histórica, antroponímica y toponímica, sabemos que los dialectos vascónicos se hablaban en lo que hoy es el País Vasco, Navarra, La Rioja, el norte de Aragón, el valle de Arán en Cataluña, y la región francesa de la Gascuña.
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Aún así, otros autores piensan que más que una esclavitud o servitud individual, había una servitud colectiva. Esto significa que las considerables ciudades esclavizaron pueblos enteros, como se da a comprender en un edicto de roma que liberó un pueblo de la servidumbre en relación a una localidad. Entre sus costumbres, encontramos la devotio ibérica, una suerte de pacto de vasallaje con especificaciones religiosas donde los devoti o clientes juraban resguardar a su jefe, a cambio de recompensas, protección y un estatus social mucho más alto. Si el líder moría, los clientes del servicio tenían que suicidarse, ya que también prometieron resguardar a su líder frente a los dioses.