Quien Quiere Hacer Algo Encuentra Un Medio Quien No Quiere Hacer Nada Encuentra Una Excusa

La vida está llena de ocasiones que en sí mismas no son problemáticas. Lo que de todos modos se considera “problema” es la solución adoptada. Por poner un ejemplo, el hecho de encontrar un boli en mi escritorio no es un problema en sí mismo. Se convierte en inconveniente si me coloco a procurarlo en los cajones, en la papelera o en el suelo, en el momento en que lo más posible es que esté en la área del escritorio oculto por algún archivo u objeto. La Cabeza es Maravillosa Gaceta sobre psicología, filosofía y medites sobre la vida.

También puede ser una cuestión de opiniones sobre lo que se puede realizar o no relacionado con este libre albedrío. Pero sea creencia o no, puede saber desenlaces como han constatado otros investigadores. Llegaron a la conclusión de que “la incredulidad en lo que se refiere al libre albedrío genera la sensación de que el ahínco es inútil y, por consiguiente, no vale bastante la pena tomarse la molestia de cambiar”. Michael Gazzinga añade que, en ese sentido, “la gente elige no tomarse la molestia, en forma de autocontrol, pues es algo que necesita esfuerzo y consume energía”.

Proverbios Árabes: Quien Quiere Realizar Algo Encuentra Un Medio, Quien No Desea Llevar A Cabo Nada Encuentra Una Excusa

La gente que persisten y pelean contra la adversidad tienen una enorme confianza en sus habilidades. Están seguras de lo que pueden lograr por el hecho de que en otras oportunidades se pusieron a prueba y conocen su resiliencia. Usted tiene la posibilidad de sentirse abrumado por la dificultad de los pasos que componen la solución de inconvenientes.

Enseña que hay cierta tendencia a opinar que no se puede hacer nada ante hechos que nos sobrepasan, como llegar tarde al trabajo por un incidente de tráfico que ha producido un atasco desmesurado. Pero el colmo de los colmos es asegurar que se llega tarde por ese incidente sin que realmente haya tenido rincón. Tanta energía puede consumir que a la cabeza no le resulta bien difícil producir cada vez más y más excusas. Noemi Suriol explica que la mente puede mentir al cerebro, pero lo tiene bien difícil para engañar al cuerpo. “Al cuerpo no se le puede mentir, y el cuerpo no engaña.

“Una explicación es peor y más terrible que una patraña”. El producto fué verificado para garantizar la mayor precisión posible (el contenido incluye links a sitios de medios acreditados, instituciones académicas de investigación y, ocasionalmente, estudios médicos). Todo el contenido de nuestro cibersitio se ha inspeccionado, no obstante, si consideras que nuestro contenido es inexacto, desactualizado o dudoso, puedes contactarnos para efectuar las rectificaciónes primordiales. Se aproximó con tal resolución que metió de manera directa la cabeza para tomar… y en ese preciso instante su inquietante contrincante desapareció.

Porque el hábito de las disculpas es como un virus que enferma a la persona poniendo cadenas al cambio, a la obligación de ocuparse de sí misma de forma madura. No se escudan tras ella para abandonar sus sueños sino que la utilizan como un motor motor para poder cosas extraordinarias, cosas que los demás en su situación no se propondrían. Para terminar, aunque no cabe duda de que todos hemos hecho empleo más de una vez de las excusas, también sabemos lo que cuesta desprenderse totalmente de ellas. Tengamos, por tanto, paciencia con aquellos que aún las utilizan y también intentemos que las vayan dejando como quien suelta lastre, como quien se libera de una carga pesada. Sea como sea, e incluso si somos nosotros mismos quienes recurrimos en ocasiones a las excusas para no efectuar los cambios que deberíamos, es recomendable tomar en consideración ciertas claves. Meditar en los próximos puntos tienen la posibilidad de ser de asistencia en este género de ocasiones.

«quien Quiere Efectuar Algo Halla Un Medio; Quien No Desea Realizar Nada Encuentra Una Explicación» Proverbio Chino

Esta fábula nos muestra que muchos de nuestros miedos son imaginarios y terminan desapareciendo en el momento en que nos atrevemos a encararlos. Sin embargo, debemos reflexionar esmeradamente sobre las disculpas que nos ofrecemos a nosotros por el hecho de que en ocasiones la vida no nos dice “no” sino tan solo “espera”. Al fin, uno de esos días comprendió que debería realizar algo o moriría de sed. Se acercó con tal decisión que metió de manera directa la cabeza para beber… y en ese exacto momento su inquietante contrincante desapareció. Si la consecuencia es al mismo tiempo personal y en un largo plazo, se van a dar 4 puntos.

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Por ejemplo, para un joven con inquietudes artísticas que proviene de una familia con una extendida tradición de médicos, arquitectos o abogados puede ser realmente difícil luchar contra las presiones familiares. Si ese joven accede a estudiar una carrera que no le agrada, transformará cada obstáculo en una excusa para no continuar adelante. Como resultado, se va a sentir fracasado, insatisfecho y también infeliz ya que el camino que ha emprendido ha sido “impuesto” por el resto.

Las personas que logran sus objetivos y se sostienen firmes en la adversidad encuentran la fuerza que precisan para continuar adelante en sus sueños. Saben muy bien lo que desean, visualizan su futuro y tienen metas visibles, solo necesitan conseguir el sendero. Esa visión mucho más equilibrada de la vida les permite sostenerse firmes y no perder la esperanza ya que saben que tras la tormenta va a salir el sol. Aquellas personas no se escudaron tras disculpas, no cambiaron la adversidad en un obstáculo insuperable, sino más bien la asumieron como un reto para superarse a sí mismas. Radica en poner en práctica esa solución y revisar si se cumple la misión. Llevaba mucho más de veinte días lejos de su territorio y estaba sediento y hambriento.

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Cuando engañamos, se generan una serie de reacciones fisiológicas más o menos sutiles que van acumulándose por el hábito. Pequeñas contracciones musculares o cambios en la tensión, entre otras, tienen la posibilidad de ser identificadas por personas entrenadas en la observación o por personas intuitivas. Para la salud integral de la gente, la realidad es saludable. El hábito de buscar excusas o pretextos está muy arraigado en la mente humana y busca la seguridad del individuo.

Poner disculpas es el camino más fácil ante cualquier situación comprometida. Si se nos ha olvidado una cita esencial siempre y en todo momento es preferible echar la culpa a la providencia, a esa avería del coche, a esa patología inmediata que nos tiene en cama. Ya en la escuela tenemos la posibilidad de encontrarnos con mucho más de un niño o una pequeña con la capacidad de ofrecer curiosos pretextos para justificar por qué razón no hizo los deberes. En el hogar, también son diligentes y ocurrentes en el momento en que se les llama la atención por desatender sus tareas, por eludir responsabilidades, por cargar sobre otros culpas que son propias.

Sin embargo, su sed era cada vez era mayor, conque a la mañana siguiente, armado de valor, se acercó nuevamente a lago. Igual que el día anterior, volvió a conocer su rostro reflejado y nuevamente, presa del pavor, retrocedió sin beber. La Cabeza es Fantástica Revista sobre psicología, filosofía y medites sobre la vida. Si la consecuencia es en un largo plazo, se puntuará con 2 puntos. «Quien desea realizar algo halla un medio; quien no quiere realizar nada encuentra una explicación».

Por suerte, halló un lago de aguas frescas y transparentes. Corrió veloz a tomar para paliar su sed y salvar su vida. Generalmente cuando buscamos disculpas para no realizar algo, es por el hecho de que ese “algo” no es suficientemente significativo o interesante como para perseverar.

Los especialistas aseguran que la forma de eliminar las excusas es simplemente asumir al cien% la responsabilidad de los errores o de las cosas que dejan de hacerse bien. No es tan simple porque asimismo necesita dejar de culpabilizarse de forma castrante. Y finalmente, “ante hábitos o fallos de otras personas, tendemos a poner excusas para salvarlos o para que no acepten ellos las secuelas y la compromiso de sus actos o errores”. Assumpció Salat desea remarcar que, a la larga, las excusas quitan efectividad y eficiencia en nuestra vidas, nos hurtan asimismo la energía por la incoherencia interior que producen. “Por todo ello, para librarnos de las excusas y justificaciones hemos de tener siempre muy presente que absolutamente nadie ni nada nos manipula.